Revista Comarcal
Lejos quedan aquellos años en que los chavales íbamos a las fiestas de los pueblos y, a la vuelta, siempre había que traer alguno "algo tocado". Los patrones de conducta se han invertido. El consumo de alcohol entre los jóvenes y menos jóvenes de nuestra montaña, (y de todas partes) está alcanzando parámetros de epidemia. Los jóvenes comienzan a consumir alcohol cada vez más temprano sin ser conscientes de las graves consecuencias que esta "diversión" les puede acarrear en el futuro. La aceptación social de esta práctica, (muchos padres son conscientes de que su hijo de 13 ó 14 años se toma unos cubatas en las fiestas) no guarda relación con el impacto que provoca el alcohol en organismos tan jóvenes. El 87 % de los chavales que sale de fiesta consume alcohol y el 45% dice hacerlo con el permiso de sus padres (datos recogidos de una encuesta a nivel nacional). Es obvio que un adolescente entre 12 y 17 años no es consciente de las graves consecuencias que le puede ocasionar el consumo de alcohol. Si bien la venta de alcohol está prohibida a menores de 18 años, el 90 % manifiesta que nadie le pide el carnet de identidad cuando lo compra. En una escala de 0 a 100 el alcohol alcanzó la más alta puntuación en cuanto a daños ocasionados se refiere, con 74 puntos, seguido de la heroína con 54 y de la cocaína con 24, midiendo varios parámetros diferentes. Para hacer esta valoración se han tenido en cuenta criterios como la mortalidad derivada del consumo, la dependencia, la discapacidad mental, conflictos familiares que ocasiona, coste económico, etc. Algunos datos de este breve comentario han sido recogidos de la prestigiosa revista médica The Lancet. Juntas Vecinales, Ayuntamientos, Mancomunidades, Diputaciones, Comunidades Autónomas y Gobiernos Centrales: creemos que hay un problema social muy grave que estamos obviando y consintiendo mirando para otro lado. Ahí la tienes, báilala.
