Revista Comarcal
Buena ración de procesos electorales hemos llevado en un mes, ya que en esta nuestra Comunidad Autónoma hemos cubierto el cupo de todo lo que está establecido que elijamos para que nos represente: Estado, Comunidad Autónoma, Ayuntamiento, Junta Vecinal y Unión Europea. En realidad, salvo moción de censura o cosa parecida, nuestros políticos no nos volverán a consultar hasta dentro de cuatro años, o cinco en el caso del Parlamento Europeo. Veremos cuánto se acuerdan de nosotros ahora.
Ha habido movimiento de votos y cambios en las grandes administraciones, pero no así en los ayuntamientos y juntas vecinales de la Montaña, lo que parece indicar que bendecimos la gestión de los alcaldes que repiten y que la consideramos la mejor opción.
Además tenemos especial interés en estas elecciones, votando casi todo el que tiene derecho y superando siempre la participación en cualquier otro proceso electoral. Se abre aquí una duda sobre todo ello: los empadronados con "licencia para votar".
Dada la despoblación que todos conocemos y sufrimos, un pequeño número de supuestos vecinos pueden inclinar las urnas en un determinado sentido, cambiando el resultado final de las elecciones. Hubo ruido mediático antes de las elecciones en este sentido, pero no se resolvió de manera alguna que sepamos. Se trata este de un problema que habrá que vigilar con mayor celo cada vez para evitar situaciones extrañas y que todo el mundo pueda aceptar de buen grado el resultado de las elecciones como fruto irrefutable de la opinión de sus verdaderos vecinos y no de quince o veinte mercenarios del voto.
