Revista Comarcal
El éxito de las nuevas apuestas turísticas de Riaño no dejan de sorprender a propios y extraños y casi más a los primeros. El barco surcando los otrora cielos de Anciles, la Ruta de la Mitología leonesa, la Vieja del Monte o el columpio más famoso de León, tienen una elevada demanda de público, como se ha podido comprobar en cuanto lo permitió la movilidad, limitada por las medidas contra la Pandemia. Si quitamos el barco de la ecuación, por su elevada inversión, lo demás se ha hecho casi con calderilla, pero en el presupuesto se ha derrochado voluntad y no estaría mal echar alguna cuenta para ver cuánto se ha multiplicado la inversión tras el breve tiempo que lleva puesta en funcionamiento.
Estas propuestas enfocadas a la principal industria nacional del turismo (que esa es otra que habría que revisar) dejan en evidencia algunas cosas que es importante tener en consideración: Que hay un trabajo previo, un cimiento, intentando generar focos de interés aprovechando el patrimonio propio (museo etnográfico, la Iglesia...). Que la crea- tividad es una sustancia escasa pero poderosa que, cuando se amalgama de forma colectiva y se sazona con ilusión y una pizca de compromiso, puede producir resultados interesantes para todos y muy satisfactorios para los implicados en el empeño. Que “haciendo” con discreción se llega más lejos que pregonando a bombo y platillo “que se quiere hacer” y por último, que obcecarse en soluciones rimbombantes y golosas, pero difíciles o imposibles de llevar a cabo, mientras se deja de lado las pequeñas cosas a nuestro alcance es una torpeza que se cometió hace tiempo y esperemos que al menos sirviese para aprender.
Luego está la cuestión de si en todos los pueblos de la Comarca entendemos que un columpio en cada pueblo no es la solución ni la respuesta a nada, sino que el truco es encontrar el equipo de personas que evalúe los mimbres de que dispone para ver si lo que mejor encaja en cada sitio es hacer un columpio, un cesto o un asiento.
